
Hace 35 años Gaia Social actúa por un futuro posible, construido de forma regenerativa y decolonial. Y como recuerda Ailton Krenak, ese futuro es ancestral. Por eso, miramos nuestras raíces y saberes tradicionales de los territorios, porque es de ahí que vienen muchas de las respuestas y preguntas que buscamos. Las comunidades son nuestra guía para alcanzar el buen vivir, en armonía con la naturaleza, y para reconocernos como parte de ella.
Una transición justa y sostenible —que engloba una serie de transformaciones para la preservación del planeta y la garantía de la vida y de justicia socioeconómica— aparece cada vez más en los discursos de los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil. Pero solo habrá esta transición si es protagonizada por las comunidades con garantías de justicia climática. A partir de los saberes locales que la bioeconomía va a incluir, mitigar y adaptar. Es en las periferias de los grandes centros donde nacen los movimientos de acceso a derechos fundamentales. Ninguna transición será sostenible si no es justa, y no será justa sin aquellos que siembran y nutren la convivencia armónica entre todas las formas de vida, sobre todo teniendo sus vulnerabilidades a la crisis climática eliminadas.
Hace 3 meses se lanzó la 10ª edición del informe “Sustainable Development Report” (#SDR2025) por la @Sustainable Development Solutions Network (SDSN) de la ONU, o Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible. En Brasil tuvimos retrocesos, en el último año, en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2 y 10: Hambre Cero y Agricultura Sostenible y Reducción de las Desigualdades, respectivamente. Esto revela que es urgente una transición que transforme las estructuras que sostienen las desigualdades, así como promover la producción de alimentos accesibles, saludables y seguros, a partir de las comunidades.
Son los territorios los que traen el sentido original de la palabra “economía”: el cuidado de la casa. Pero una casa amplia, de las relaciones y de las vidas, pues habitamos y somos el mismo medio que nos circunda. La transición necesita ser hacia energías renovables, limpias y accesibles, pero en el caso de Brasil, prioritariamente hacia la bioeconomía, con el recurso que se queda en la comunidad ; hacia una tributación progresiva, que incida más sobre la renta y el patrimonio que sobre el consumo y cobre proporcionalmente más a quien tiene más ; hacia la regeneración de biomas y comunidades, que garanticen la supervivencia de esta nuestra casa y de quien vive y cuida de ella ; y hacia la transición agroecológica, que genera trabajo y renta con producción de alimentos seguros para todas y todos. No hay transición ambiental sin esta serie de transiciones sociales y económicas.
La decolonialidad como método
Gaia Social busca actuar con una perspectiva decolonial, rompiendo con una herencia de dominación cultural y económica. Trabajamos para comprender a las comunidades a partir de ellas mismas, y no desde una lente preexistente, extranjera. Buscamos promover la regeneración, pensando y actuando más allá de la sostenibilidad. Para eso, cuando llegamos a los territorios, somos preferentemente escucha. Nos dedicamos a comprender la dinámica local, sus culturas, sus activos ambientales, sociales y económicos y a entender qué ya funcionó y qué no en iniciativas semejantes. El intercambio con las comunidades es de donde partimos, para ser recurso y sembrar los caminos con ellas.
Desde que tuve la felicidad de asumir la gestión de Gaia Social en 2022, me aseguré de no distanciarme de los territorios. Nuestra estrategia es diseñada a partir de las comunidades y la postura de aprendiz es un valor esencial de Gaia Social. De forma igualmente feliz, encontré esta misma postura actuando con Lucilene Danciguer, mi compañera en esta jornada.
La decolonialidad y la regeneración son premisas de nuestro trabajo, actuando por la transición justa. Esa transición puede ser demorada, y necesita echar raíces. Cada territorio tiene sus dinámicas y particularidades. Actuamos siendo recurso, fortalecendo, ampliando y evidenciando las potencialidades de cada lugar al que somos invitados.
El futuro es ancestral
Aunque hayamos tenido avances, hay mucho por hacer por una transición justa y sostenible. El vivir comunitario de poblaciones tradicionales puede inspirarnos en temas vitales como economía, violencia, alimentación, salud, educación e incluso en tecnologías de adaptación para zonas urbanas cada vez más densas.
A ejemplo de los ciclos cortos de los alimentos, que garantizan la accesibilidad y seguridad de estos en huertas comunitarias y pomares urbanos. La educación emancipadora, contextualizada y “desemparedada” (sin muros), creando ambientes de aprendizaje en todos los lugares. El cultivo de la biodiversidad en el medio urbano, con soluciones basadas en la naturaleza y reducción de riesgos de desastres. El vivir comunitario, democrático, valorando la diversidad y promoviendo la salud colectiva.
En Irecê, en el sertón de Bahía, actuamos en alianza con el Instituto Lina Galvani, la Escuela Anísio Teixeira y Raízes do Sertão. Después de un celoso proceso de escucha y validación de ideas, iniciamos la articulación para potencializar el patio productivo agroecológico de la escuela, que queda en una comunidad quilombola y promueve educación antirracista. En este espacio sagrado hemos sido recurso para la escuela, para la Secretaría de Agricultura y para el núcleo Raízes do Sertão, que ha formado agricultoras y agricultores familiares en certificación orgánica participativa, con fomento a prácticas para la transición agroecológica y para la adaptación en un territorio bajo riesgo de desertificación.
Las escuelas son lugares vitales para fomentar esta transición. Los niños son todo aquello que necesitan ser, pero han sufrido constantemente con la ya presente crisis climática y las seculares desgracias de la crisis socioeconómica que vivimos en Brasil. A muchos niños se les usurpó y se les usurpa el derecho de disfrutar la vida como niños. Desde 1990 Gaia Social actúa con escuelas, desde los inicios de la Educación Ambiental hasta las recientes necesidades de transformar esos espacios en refugios climáticos. En el esperanzar de los niños también debemos inspirarnos y avivarnos para cumplir esta transición. Es inaceptable la existencia de un abismo de condiciones para el desarrollo infantil saludable, dependiendo de dónde se venga.
Es nuestro compromiso en Gaia Social actuar por los territorios, con los territorios. Agradecemos inmensamente, en estos 35 años, el apoyo de socios inversores y ejecutores en los proyectos que hemos fomentado donde actuamos, pero principalmente agradecemos a las comunidades que nos acogen y comparten con nosotros sus saberes, haceres y vivencias.
Necesitamos regenerar las relaciones y transformar las estructuras que sostienen nuestras desigualdades. Esta no es una pauta partidaria, sino de agenda para futuros necesarios, esta es la transición justa de hecho. Tenemos una oportunidad estratégica este año con la COP30 y los ojos vueltos hacia los caminos propuestos por Brasil para las justicias climática, social y económica. Y es a partir de las comunidades quilombolas, indígenas, de las periferias y de otros territorios que escucharemos los caminos que debemos recorrer.
